#Opinión
Jujuy hace que Salta pierda la esperanza
20/02/2018. La situación crítica a la que se ha sometido el ingenio San Isidro en este último tiempo, ha motivado una marcha multitudinaria a lo largo de 300 km y reunió a trabajadores del azúcar de Irigoyen, Jujuy, y -por supuesto- de Campo Santo.
Con sindicalistas a la cabeza y miembros de partidos de izquierda, la marcha exigió al Gobierno salteño que expropiase la compañía peruana recién cerrada para asegurar que 700 personas no pierdan su fuente laboral.
Sin embargo, el reclamo carece de cualquier tipo de gollete: Salta puede tomar el ejemplo emblemático de lo ocurrido a lo largo de estos años en el ingenio La Esperanza de nuestros vecinos de Jujuy.
La empresa le costaba por año a los jujeños casi 700 millones de pesos para resguardar el trabajo de mil 200 empleados. Este ejemplo de despilfarro kirchnerista tuvo lugar en esa provincia desde la quiebra del ingenio en el año 2000 hasta el año pasado, que llegado Gerardo Morales a la gobernación logró que un grupo colombiano comprara la compañía, valuada en 100 millones de pesos, pero sólo con la mitad de los empleados, habida cuenta que consideraron que sería suficiente para lo que necesitan.
El caso del ingenio La Esperanza es plenamente similar al San Isidro, en materia de planta y extensión. Lo que pasó en Jujuy, puede pasar tranquilamente en Salta si acaso se toma la equivocada decisión de expropiar.
Sin embargo, la realidad macroeconómica de nuestra Provincia hace imposible que se baraje la posibilidad de quedarnos con una empresa del tenor del ingenio, sencillamente porque oficialmente se ha reconocido que los números están en rojo; es decir, si el gobernador Juan Manuel Urtubey decidiera expropiar, atendiendo la idea cubana de los sindicalistas y trotskistas, su gestión no será la capaz de pagarle al grupo Gloria y se convertiría en el mismo despilfarro de años que ocurrió en Jujuy.
Es sabido, de todas formas, que esta gestión de Gobierno se ha caracterizado por dejar en manos estatales lo que debería pertenecer en realidad a los privados, y al cambio de…ni una moneda.
¿Lo ideal? Que los sindicalistas no salgan a los gritos a reclamar ideas sin sensatez como si todo fuera magia o soplar y hacer botella. Trabajar codo a codo con los empresarios y encargarse de que, precisamente, los trabajadores tengan asegurados sus puestos a lo largo de los años y no solamente camiones bloqueando las puertas de las empresas, con quema de neumáticos, pañuelos y anteojeras.
Evidentemente haber llevado los sueldos 20% más por sobre la media nacional, ha sido una de las variables que ha llevado al grupo Gloria a la crisis en Campo Santo, que finaliza sus tareas con 700 personas en la calle y sin ninguna idea práctica para salir del caos.