Salud
¿En qué se diferencian los cinco tipos de hepatitis? Tomá nota
29/07/2020. Este martes 28 de julio, fue el Día Mundial contra la Hepatitis, fecha establecida para reforzar la información sobre estas enfermedades. En Salta hay campaña de detección, prevención y vacunación esta semana.
Desde el Ministerio de Salud Pública pidieron a la población a que de informe sobre las hepatitis virales, que se realice las pruebas correspondientes y, en el caso de un resultado positivo, iniciar el tratamiento y completarlo de acuerdo con la indicación del médico.
Esta semana hay campaña de detección, prevención y vacunación. Todo gratis.
Hepatitis A
Se adquiere por la ingestión de alimentos o agua contaminados, o por contacto directo con una persona infectada. La gran mayoría de los pacientes se recuperan y quedan inmunes de por vida, aunque una pequeña proporción de casos pueden complicarse y ocasionar la muerte.
Son factores de riesgo para la hepatitis A, el agua no segura, la falta de higiene o la higiene inadecuada de manos, relaciones sexuales sin protección, e inyección de drogas.
Para este tipo de hepatitis existe vacuna, que se coloca al año de vida en una dosis única.
Hepatitis B
Este tipo es el más grave y puede dar lugar a un cuadro agudo, como a una enfermedad crónica. La transmisión más habitual es de madre a hijo durante el parto y a través del contacto con sangre u otros líquidos corporales infectados.
También se da el contagio por vía sexual, sobre todo en varones que no han recibido la vacuna y mantienen relaciones con otros varones, y en individuos heterosexuales que se relacionan con varias personas.
Otra vía de transmisión del virus puede ser la realización de tatuajes no segura, o por el uso de objetos contaminados con sangre infectada, como máquinas de afeitar. El virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del organismo hasta siete días.
La enfermedad puede ocasionar la muerte, principalmente por cirrosis o cáncer de hígado. Se puede prevenir con vacuna, incluida en el calendario nacional de inmunizaciones.
En una pequeña proporción, la hepatitis B puede ocasionar insuficiencia hepática aguda, potencialmente mortal. En algunos casos, puede causar infección hepática crónica y cirrosis o cáncer hepático.
Se estima que una de cada 100 personas infectadas con hepatitis B también han contraído el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), lo que se denomina coinfección. En cambio, la prevalencia mundial de hepatitis B entre personas VIH positivas, es superior al 7%. Por ello, todas las personas detectadas con VIH deben tener la vacuna contra la hepatitis B y recibir el tratamiento correspondiente.
Hepatitis C
Esta enfermedad puede ser aguda o crónica. La gravedad varía entre una dolencia leve, que dura algunas semanas, y una enfermedad grave, de por vida.
Este tipo de hepatitis es una causa importante de cirrosis y cáncer hepático. El virus se transmite a través de la sangre, al compartir jeringas, por prácticas sanitarias poco seguras, transfusión de productos sanguíneos sin analizar o prácticas sexuales sin protección.
La enfermedad no se transmite a través de la leche materna, alimentos o agua, ni por contacto ocasional con una persona infectada, como abrazos, besos o compartir comidas o bebidas.
Hasta el momento no se ha desarrollado una vacuna para la hepatitis C, aunque existen fármacos antivíricos que pueden curar más del 95% de los casos de infección por este virus.
El diagnóstico temprano es muy importante, ya que la enfermedad puede no presentar síntomas durante mucho tiempo y la persona infectada puede transmitir el virus a otras. Se recomienda efectuarse las pruebas de diagnóstico a personas que puedan estar expuestas a mayor riesgo, como consumidores de drogas inyectables y no inyectables, residentes en establecimientos carcelarios, hijos de madres infectadas, parejas de personas infectadas, personas con VIH, con tatuajes o perforaciones ornamentales.
Para este tipo de hepatitis no hay vacuna. La prevención más eficaz consiste en reducir el riesgo de exposición al virus.
Hepatitis D
La infección con el virus de la hepatitis D sólo ocurre como coinfección con hepatitis B o sobreinfección, aunque esta es la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular.
Los modos de transmisión más habituales del virus de la hepatitis D son de madre a hijo durante el parto y el contacto con sangre u otros líquidos corporales infectados, que puede producirse en una relación sexual o inyección de drogas con jeringas compartidas.
La infección por el virus de la hepatitis D puede prevenirse mediante la vacunación contra la hepatitis B.
Hepatitis E
Se transmite por la vía fecal-oral, principalmente a través de agua contaminada. La infección puede desaparecer en seis semanas, pero en otros casos evoluciona hacia una insuficiencia hepática aguda, que puede ser mortal.
Hasta el momento no existe vacuna autorizada contra la hepatitis E. La prevención consiste en mantenimiento de hábitos higiénicos y el no consumo de agua o hielo que no se tenga la seguridad de que estén libres de contaminación.
Prevenibles y tratables
Las hepatitis virales, también llamadas víricas, son un grupo de enfermedades infecciosas que causan daño agudo y crónico como cirrosis y cáncer de hígado. Se clasifican en hepatitis A, B, C, D y E, siendo las del tipo B y C las más severas, ya que la mayoría de las muertes son provocadas por éstas.
Estas patologías son prevenibles y tratables. Existen vacunas y tratamientos efectivos para la hepatitis B, y más del 95% de los casos de hepatitis C pueden curarse en un plazo de tres a seis meses de terapia.
Se estima que sólo un 5% de las personas que padece hepatitis crónica sabe que tiene la infección y menos del 1% accede a tratamiento. Por ello, es de suma importancia la prevención y el diagnóstico temprano.