Reflexión
La enseñanza de una pandemia en la vida laboral
22/05/2020. El Dr. Carlo Clerici, del programa Abogados por la 89.9, presenta en el siguiente artículo un análisis del trabajo y la economía en plena pandemia. Reflexiones sobre trabajar en casa y el imparable avance de la tecnología.
Hace un par de semanas conmemoramos el Día del Trabajador, es vivido en el mundo originariamente como una conmemoración de los Mártires de Chicago de 1886, como así también de tantos otros que lucharon por los derechos de las clases trabajadoras en tantos lugares y en distintas épocas y circunstancias. Fecha la del primero de Mayo para no olvidar como hecho histórico y antecedente del pasado, que nos sirve a su vez de plataforma para repensar este singular presente y a través de el mirar el futuro.
En estos días, considero que “El Día del Trabajador nos remite a un debate fundamental sobre los cambios ya operados y aquellos que se vienen en relación a las nuevas formas y modalidades del trabajo”. Para ello hay que intentar comprender también la economía de estos días, tarea bastante compleja dado lo incierta y vertiginosa; y en ese contexto volátil las relaciones laborales que se establecen y traerá aparejadas en una sociedad urbana diferentes debido a la Pandemia y un marco económico que como mínimo será difícil.
El trabajo en sí mismo, las condiciones laborales y el ámbito donde se desarrollan, es claro que todo ha cambiado considerablemente en épocas de COVID-19; pareciera que sería todo nuevo, pero no es así, en realidad se están acentuando tendencias pre Pandemia.
Ya en la segunda mitad de los noventa comenzó como novedosoel por entonces denominado “teletrabajo”, dado que algunas empresas habilitaron a ciertos empleadostareas laborales desde el hogar. Por estos días, las recomendaciones de distanciamiento social para evitar contagiarnos del virus que nos golpea, ha impuesto como consecuencia también el distanciamiento laboral. Dada lo imprevisible de la situación, al menos un porcentaje importante de lo que surgía como temporal del denominado “home office”, parece haber llegado para quedarse.
Muchos empleadores han sido reacios a esta modalidad dado que algunos controlan la producción del trabajador no por el producto en sí, sino por el horario que cumple. Pero resulta que actualmente se ha promovido como una necesidad casi ineludible y es eso lo que visibiliza las facilidades que la modalidad posee.
Trabajar desde casa sigue implicando derechos y deberes para ambas partes, además se debe tener en cuenta que no todos pueden hacerlo; hay condiciones que deben tenerse muy presentes, entre otras que el trabajador debe estar muy imbuido en sus tareas, le debe interesar singularmente el mismo más allá de la obligación que en mayor o menor porcentaje todo trabajo tiene; debe disponer de un espacio en su casa para hacerlo y en ello un reconocimiento por parte de su empleador, ya que están poniendo su propio espacio y recursos que implican una considerable disminución en los costos del empleador en relación a su infraestructura, ya que al no realizarse en la tradicional oficina, estos costos disminuyen y se trasladan al ámbito del hogar del trabajador(servicio de internet fundamentalmente, imprescindible en este caso, luz, gas,etc.). Por su parte el trabajador tiene que tener una singular disciplina para limitar su propio tiempo, ya que en general, y aun en la común consideración que así no sea, tiende a trabajar mucho más que en el empleo presencial,debido a que dejan de existir o se mimetizan al menos las barreras temporales entre el trabajo y su vida privada, fundamentalmente en cuanto a horarios.
Vemos entonces que lejos delimitarse los derechos de los trabajadores porque la modalidad del trabajo cambie, los mismos se incrementan y como mínimo subsisten en condiciones diferentes; entre ellos se encuentran la cobertura de los gastos que el trabajador debe tener en su casa por parte del empleador y la subsistencia de los seguros de riesgos o accidentes de trabajo, ya que aúnsea su casa el ámbito laboral, sigue prestando tareas laborales.
En otro orden de consideración y no menor, el impacto social negativo de la pandemia da cuenta de la desigualdad económico social con la que se convive y que ahora se acentuó;la ya precaria subsistencia de miles de personas en todo el País que trabajan para ganarse la vida en condiciones materiales, sanitarias y jurídicas de gran fragilidad, se ha acentuado alarmantemente ante el confinamiento y con ello la imposibilidad de salir a trabajar y obtener su sustento diario. Por ello se impone con premura el debate y no postergarlo para otros tiempos cuando es este en el que está ocurriendo, es ahora cuando debe darse ya que es el salario el principal medio de acceso a los recursos necesarios para la subsistencia de la mayoría de la franja trabajadora, sean regulares o no. Así mismo discutir dentro de la modalidad de trabajo en casa, la reducción o al menos la redistribución del tiempo del mismo.
Es oportuno valorar ciertos trabajos que hasta aquí vienen totalmente desvalorizados y que han tomado importancia superlativa en las circunstancias y bajo las condiciones actuales. Sin lugar a dudas de los trabajadores de la salud de “primera línea” como se los denomina y tal cual es; aquellos que lejos de quedarse a trabajar en o desde su casa, lo hacen presencialmente y en un ámbito con riesgo permanente y elevado. Con una jornada laboral que temporalmente resulta como mínimo excesiva y sin reconocimiento económico proporcional.
Así mismo debemos destacar la omnipresencia del trabajo doméstico, aquel que se realiza en casa, pero de otros y no la propia, y más losque implican cuidado de otras personas; resultando siemprenecesarios, aunque el mundo se pare. Fundamentales para sostener la salud cuando no la vida, muchas veces de niños, ancianos y enfermos; más cuando las recomendaciones sanitarias actuales vinculadas con la higiene ponen de relieve su importancia superlativa y no así su valoración. Es tiempo de devolverles el lugar social que históricamente merecen y les ha sido negado; esto es, una remuneración justa para quienes realizan esas tareas a cambio de un salario; una distribución equitativa a escala social y familiar que no sobrecargue a nadie ni lo prive de otras experiencias en los espacios domésticos y públicos.
Estamos viviendo la llamada “Nueva Revolución Industrial”, que es más una revolución tecnológica con una aceleración de la informática y las telecomunicaciones, de la robótica y las biotecnologías, la impresión 3D, la inteligencia artificial, el Big Dat, etc. Todo esto da lugar a lo que se considera y denomina “La Sociedad del Conocimiento” en relación al cumulo de aprendizaje requerido sobre tecnología informática. En este campo, la cuestión del trabajo es uno de sus ejes fundamentales. Con este panorama se abren nuevos trabajos y surgen nuevos tipos de trabajadores, imprevisibles en décadas pasadas; surgen profesiones nuevas y también modos inimaginables en otros tiempos de procesar la información. Estos tiempos de Pandemia adelantaron todo esto al forzar el trabajo desde la casa, mayormente a través de internet.
Esta modalidad implica una serie de transiciones, en primer lugar, algunos trabajos van a dejar de existir y otros van a cobrar mayor importancia. Por lo que resulta imperativo que los trabajadores puedan recorrer estas transiciones de un trabajo a otro de la manera menos traumática posible, para lo cual es muy importante el rol de las empresas y la intervención del Estado mediante leyes y políticas que faciliten laeducación y capacitación pertinente para una adecuación satisfactoria con los nuevos tiempos dela tecnología y las tareas que ella implica.
La segunda transición consiste en el paso de trabajos menos complejos hacia trabajos más complejos. En este punto juega un papel muy importante nuevamente la educación y formación continua de los trabajadores.
Por último, cambios en la localización geográfica, ya que algunas ciudades se convertirán en grandes polos tecnológicos. Estas ciudades van a atraer cada vez más a gente capacitada, y en la medida que eso ocurra se van a hacer más costosas para vivir en ellas. Mientras que otras van a ser excluidas de tal situación, ya que allí proseguirán las industrias tradicionales en tanto puedan seguir manteniéndolas. Sera motivo de análisis y consideración de tal exclusión y desventaja con respecto al circuito económico nacional e internacional para poder tomar medidas inclusivas tanto sociales como económicas que comprendan obviamente las laborales.
Con este panorama futurista surge la seria inquietud en cuanto a cómo podrán los trabajadores atravesar este cambio tecnológico sin quedar fuera del mercado laboral. La respuesta es en primer término invertir más recursos (tiempo, dinero, energías y conocimientos precisos) en educación con políticas públicas adecuadas y precisas, tanto al sector más necesitado en conocimientos como en el contenido de los mismos. Para integrar plenamente al mundo de la tecnología hay que contar con la preparación adecuada; no solo una carrera técnica o universitaria, sino formación permanente y precisa.
Estamos en un mundo que cambia todo el tiempo, con tecnología que también evoluciona constantemente y cada vez más rápido. Por lo tanto se necesita la formación constante de los trabajadores para que puedan “reciclarse” en distintos empleos y en los tiempos que la tecnología impone.
Tengamos claro que la relación con la tecnología no es electiva ni opcional, si no se la toma o se puede acceder a ella, es excluyente. Está aquí, la estamos usando y es cada vez más necesaria casi para todo; hasta en cuestiones de la vida diaria y domésticas que hacen al sustento de las personas pasan por la tecnología. Pero a su vez la transición es dura y a veces para algunos por una cuestión generacional, excesivamente compleja.
Veníamos de un mundo mecánico y estamos en otro informático, cuando no ya robótico y cibernético. Pasamos por un cambio de pensamientos y estructuras muy importante. Pareciera que las nuevas generaciones nacieron con los bits puestos y un chip incorporado, de modo que el cambio para ellos no es tan traumático; no así para quienes promedian ya sus años de vida laboral útil, pudiendo para ellos resultar feroz. Aprender a manejarnos en un mudo informatizado nunca fue opcional, por lo que el aprendizaje permanente es crucial para su adaptación e inserción.
Hay que tener presente otra transformación que puede traer la informatización y es la posibilidad de gestar relaciones de producción que escapan y hasta huyen de la relación asalariada. Las “Aplicaciones” o “App” que se erigen en relación directaentre el productor y el cliente, sin mediar relación laboral alguna; invisibilizan el rostro de quienes se apropian de la riqueza que el trabajo produce y tornan jurídicamente inaccesibles a los sujetos que así lo hacen. Por ello peligra seriamente, al menos de forma parcial, el trabajo asalariado; porque están emergiendo formas directas de la apropiación de la riqueza producida.
Tenemos también la denominada “economía de plataformas”, la principal función de este nuevo capitalismo informático es hacerse de la riqueza producida por el trabajo al tiempo que deshace el lazo jurídico de este con el salario; disminuye el capital necesario para el despliegue de la actividad productiva y a su vez controla con mayor eficacia el proceso de producción. El ejemplo paradigmático de esto es el de las App de delivery-mensajería, cuyos trabajadores están cumpliendo un servicio fundamental en este momento de confinamiento por la Pandemia, y con escaso reconocimiento económico y una relación jurídica laboral muy endeble y difusa.
Así mismo desde un costado mucho más social y en beneficio del trabajador, es fundamental pensar en la reducción del tiempo laboral y en una cuestión vital de los movimientos de trabajadores en el mundo, que es la disputa por la distribución de las ganancias socialmente producidas. Los derechos en cuanto a la ecuación salarios e ingresos con alguna participación en las ganancias; y no ser simplemente una herramienta de trabajo sino a ser un vector fundamental de la economía.
Pensar en el trabajo, su concepto e importancia, las relaciones que genera, sus modos antiguos y las modalidades innovadoras actuales, excede cualquier conclusión simplista. Solo el debate entre distintas voces representativa de la mayor cantidad de sectores, podrá brindar amparo y guía en repensar las relaciones entre el trabajo, los trabajadores y las tecnologías impuestas y emergentes, para así poder afrontar el presente y construir un futuro inclusivo en tal sentido. En este contexto incierto, seguir trabajando, seguir comunicándonos y recrearnos, no puede escapar de la tecnología. Esta relación se va a ir incrementando y este aprendizaje permanente que estamos haciendo aún de forma inconsciente y a diario, ira en aumento.
La tecnología es un viaje de ida, cuando llega no hay regreso. Para perder el miedo a estos cambios habrá que continuar aprendiendo.
Dr. Carlo Clerici
Abogados por la 89.9